En mi artículo ¿Qué es la Alimentación Intuitiva? , describí en qué consiste y mencioné cuales son los 10 principios. Ahora que sabes lo que significa Alimentación Intuitiva, te preguntarás: “¿Y cómo puedo incorporar este enfoque y sus principios a mi vida?”.
A continuación, te comparto algunos sencillos tips que te ayudarán a implementar cada principio a medida que vayas avanzando en este camino hacia convertirte en una comedora intuitiva.
1. Rechazar la mentalidad de dieta
La cultura de la dieta está en todos lados. Influye la manera en cómo comemos, cómo nos movemos y cómo nos sentimos y percibimos acerca de nuestro cuerpo y salud. El primer paso es cuestionar todo lo que crees saber para que puedas iniciar con una mente abierta.
¿Te suena familiar: “Come cada 4 horas” “Come un snack de pepino y 2 tostadas de arroz con crema de cacahuate?” Probablemente si. Pero, ¿qué persona puede saber cuando tienes hambre y cuánta comida necesitas para saciarte? ¡Exacto, nadie! Aún viniendo de profesionales de la salud, estas decisiones deberían ser personales, respetando tu autonomía individual y tus señales corporales (hambre y saciedad).
Podrías empezar por deshacerte de las herramientas de dieta como básculas, planes nutricionales, apps de seguimiento y básculas de cocina. No más estrés por números que no indican tu estado de salud.
2. Honra tu hambre
El cuerpo necesita ser alimentado cada ciertas horas mientras estás despierta para funcionar de manera óptima.
Ignorar las señales de hambre porque “no es hora de comer” o “no deberías” tener hambre puede llevarte a un punto de desencadenar un impulso biológico que te conduzca a comer en exceso, lo que te hará pensar que es “malo” o que es “tu culpa”…pero es todo lo contrario. Tu cuerpo solo está tratando de asegurarse de obtener lo que necesita.
Obtener la cantidad adecuada de carbohidratos, proteínas y grasas cuando comienzan las señales de hambre puede ayudar a reconstruir la confianza de la sabiduría de tu cuerpo sobre qué comer y cuánto comer.
Empieza por elegir alimentos que te den energía suficiente para desarrollar tus actividades a lo largo del día.
3. Hacer las paces con la comida
Hemos crecido con la idea de que hay alimentos “buenos” y “malos”, y la verdad es que todos pueden coexistir en nuestra alimentación. Ten en cuenta que un solo alimento no puede dañar tu salud.
¿Recuerdas cuando tu mamá o papá te decían: “Tienes prohibido ir a <inserte el evento o lugar de moda>” y hasta más te ilusionabas con el hecho de poder ir?
Pues así con la comida, cuanto más te prohibes comer ciertos alimentos, más fuerte se vuelve tu deseo por ellos. Luego, cuando finalmente comes alguno de estos alimentos prohibidos y te sientes culpable, te prometes que es la última vez que lo harás.
“Pero entonces, Joyce, ¿qué puedo hacer?” Date el permiso de comer lo que se te antoje. Cuando satisfaces ese antojo, disfrutas más y terminas pensando menos en comida. Despues de cierto tiempo esos alimentos que eran prohibidos ya no tendrán ese poder negativo en ti. Podrás disfrutarlos sin culpa.
4. Desafía a la policía alimentaria
Pensarás… “¿Y cuál es esa policía?” Pues básicamente es la vocecita que está en nuestras cabezas que hace que cumplamos las “reglas alimentarias” que hemos aprendido de la cultura de dieta. Te dice cuándo, qué y cuánto comer; te aleja de la intuición. Tu cuerpo sabe cuánta energía necesita y transmite esa información a través de las señales de hambre y saciedad.
Desafiar a la policia alimentaria se verá diferente para cada persona, por ejemplo para alguien podría significar comer un pan dulce con café en compañía de sus compañeros de la oficina; y para alguien más sería comer unas papitas con limón y salsita valentina (uy!). Sea lo que sea para ti, trata de reconocer los pensamientos y desafiarlos si te impiden escuchar la intuición de tu cuerpo.
5. Descubre el factor de satisfacción
Seguramente has escuchado el famoso dicho de “Barriga llena, corazón contento”. Y es que sí, el acto de comer lo que nos gusta contribuye a nuestra felicidad y salud. Frecuentemente, despues de un periodo de restricción, o sea de estar a dieta, necesitarás experimentar para averiguar qué alimentos realmente disfrutas comer.
Elige algo que se te antoje comer y siéntate en un lugar cómodo y relajante para que puedas concentrarte completamente. Come a un ritmo consciente y planteate estas preguntas: ¿A qué sabe? ¿a qué huele? ¿Cómo se siente en la boca? ¿Cómo se ve? Tal vez no puedas hacer esto cada vez que comes pero es un ejercicio útil cuando estás redescubriendo esa satisfacción al comer.
6. Percibir la sensación de saciedad
Parte de comer de manera intuitiva es escuchar la experiencia de tu cuerpo al comer. Cuando hablamos de saciedad, puede ser físicamente incómodo comer en exceso o comer poco. La restricción puede llevarte a estos dos extremos. Cuando honras tu hambre (Principio 2) constantemente, se vuelve más sencillo permitirte comer hasta llegar a una saciedad cómoda porque sabes que si vuelves a tener hambre, puedes comer.
Comienza por preguntarte a ti misma durante una comida: ¿Cómo sabe este alimento? ¿Cuál es mi nivel de hambre? Con ello será más facil identificar tu nivel de saciedad.
7. Afrontar las emociones con amabilidad
Aceptemos que, como seres humanos, a veces recurrimos a la comida por razones emocionales. La comida puede ser como un apapacho en ciertos momentos. Pero cuando la comida es tu única herramienta para lidiar con el enojo, estrés, tristeza, etc. puede ser complicado porque eso no está resolviendo tu necesidades emocionales, solo es un alivio temporal.
Así que si has sentido que tu hambre es emocional, haz una pausa para preguntarte qué estás sintiendo y qué necesitas. También podría ser útil a terapia profesional, a fin de que te brinden las herramientas necesarias para gestionar tus emociones.
8. Respeta tu cuerpo
Hay que aceptar que tu cuerpo será “tu hogar por siempre”, porque es el único que tendrás. Aliméntalo bien, trátalo con respeto y amabilidad.
Al igual que nuestra estatura, nuestro tamaño está determinado por la genética. Si tratas de cambiar tu peso, con el tiempo este estará luchando para volver al peso que le corresponde.
Trabajar hacia la aceptación corporal te permitirá deshacerte de la necesidad de hacer dieta para cambiar tu cuerpo y realmente sentirte bien con quién eres.
9. El movimiento: siente la diferencia
Encontrar un movimiento (ejercicio) que se disfrute y no sea como un martirio, puede ser la diferencia para mantener la motivación.
Hazte la pregunta, “¿Me sentiría bien moviéndome? Si es la respuesta es NO, está bien. Si la respuesta es SI, pregúntate, “¿Qué tipo de movimiento disfruto?” y solo practícalo el tiempo que tu cuerpo quiera, que se sienta cómodo.
10. Honra tu salud con una nutrición amable
Es el último principio de la alimentación intuitiva, por una buena razón… Si no has dominado el resto de los principios, es fácil que una “nutrición amable” la conviertas en otra dieta más. Cuando comienzas a permitirte honrar tus antojos, despues de estar atrapada en el mundo de las dietas durante mucho tiempo, es probable que tengas mayor preferencia por los alimentos que alguna vez estuvieron en la lista de los prohibidos. Todos los alimentos pueden encajar en un patrón de alimentación saludable, así que concéntrate en tus hábitos alimenticios a largo plazo. Lleva tiempo sana la relación con estos alimentos pero no te preocupes, como dice mi Shaki, “después de la tormenta siempre sale el sol”.
Casi todo el mundo puede beneficiarse del desarrollo de habilidades para comer intuitivamente, sin embargo, hay algunas excepciones. Para cualquier persona que viva con un trastorno alimentario activo o esté en proceso de recuperacion, puede que la Alimentación Intuitiva(AI) no sea una opción adecuada.
Al igual que con cualquier nuevo hábito, la alimentación intuitiva no es una solución rápida: sé amable y paciente contigo. Recuerda que este proceso lleva tiempo.
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