En este artículo hablamos de cómo superar la culpa al comer y mejorar la relación con la comida. Ofrecemos consejos prácticos para dejar atrás etiquetas y creencias alrededor de los alimentos.
Por Joyce Chavez | 08 de noviembre 2024
La culpa al comer ciertos alimentos es una experiencia común para las personas que luchan en su camino hacia una relación saludable con la comida. Y no es nada extraño, dado que la sociedad actual frecuentemente atribuye etiquetas de «bueno» y «malo» a los alimentos. Superar la culpa al comer puede ser un desafío, pero es 100% posible.
¿Qué es la culpa?
La culpa es una emoción moral que sirve para un propósito importante, es la voz dentro de tu cabeza que te dice si has perdido tu brújula moral. Es necesaria para ayudarnos a asumir la responsabilidad de nuestras acciones, proporcionándonos responsabilidad y para crear una acción positiva para sentirnos mejor.
La RAE define a la culpa como “Imputación a alguien de una determinada acción como consecuencia de su conducta.”
Culpa por comer
Pero… la culpa se convierte en un problema cuando la alineamos con algo como la comida, donde nunca debió ni debe estar. Cuando tenemos conductas alimentarias de riesgi la culpa se cuela en nuestra mente y puede afectar la elección de alimentos y nuestros pensamientos sobre la comida. Si, eso es la culpa al comer o alrededor de la comida.
Hay algunas razones por las que podríamos empezar a sentir culpa en torno a la comida
1. Etiquetar a los alimentos
Cuando etiquetamos la comida como ‘buena’ o ‘mala’, podemos atribuir valores morales y pensamientos (sin provecho) hacia la comida. Si comemos un alimento que hemos etiquetado como «malo», entonces podemos pensar que estamos siendo malas o malos porque hemos roto una regla y sentirnos culpables es el resultado. Otras etiquetas para tener en cuenta son chatarra, ‘comida basura’ o comida limpia’. Recuerda que no hay alimentos buenos y malos. La comida es la comida.
2. La comparación puede ser creadora de culpa
Comparar nuestro consumo de alimentos con los platos de otras personas o con lo que vemos en las redes sociales (por ejemplo, publicaciones de «lo que como en un día») puede hacernos sentir culpables por nuestras propias elecciones de alimentos si nos esforzamos por alcanzar la ‘perfección’ o una dieta «saludable» o «limpia».
3. Cultura de la dieta
La cultura de la dieta está arraigada en nuestra sociedad, hay muchos mensajes que satanizan los alimentos o intentan hacernos creer que solo hay una forma ‘correcta’ de comer. Ya sea que se trate de alimentos bajos en carbohidratos, bajos en grasas, ayunos, jugos o incluso porciones de ciertos alimentos (¿alguien quiere un cuadradito de chocolate?), nos vemos obligados a crear reglas y creencias estresantes sobre la comida.
4. Creencias alimentarias
A veces creemos que, si nos vemos de cierta manera, tenemos un cierto peso o comemos de cierta manera (siguiendo una dieta) tenemos una fuerte fuerza de voluntad y por lo tanto somos una «buena» persona. Cuando rompemos estas reglas alimentarias, podemos sentir que hemos fracasado y que somos ‘mal@s’.
A menos que decidas robar comida del supermercado, no hay nada por lo que sentirte culpable, NO ERES una mala persona ni estas actuando mal.
Sin reglas, sin culpa
Comemos por muchas razones, incluyendo razones fisiológicas, emocionales y sociales. Tener una relación saludable con la comida significa que vemos la comida como neutral, no hay etiquetas ni reglas alimentarias.
Sentirse culpable por comer puede ser perjudicial para nuestra relación con la comida y, a su vez, afectar nuestra salud mental y física. Esto se mostró en un estudio en el que se preguntó a las personas si asociaban el pastel de chocolate más con la «culpa» o la «celebración». Las personas que decían «culpa» no estaban más sanas ni más motivadas que las que la asociaban con la «celebración». De hecho,
sentían menos control alrededor de la comida y dijeron que eran más propensos a comer en exceso. Nuestras creencias sobre la comida no cambian a la comida de ninguna manera, solo nuestros comportamientos y sentimientos hacia ella.
6 Pasos para superar la culpa por la comida
Nuestra brújula moral no debe mezclarse con nuestras elecciones de alimentos. Superar la culpa por comer ciertos alimentos puede llevar tiempo y requiere que desafíes las viejas creencias sobre la comida y crees nuevas creencias.
Entonces, ¿cómo puedes dejar de sentirte culpable por comer?
1. Desafía los pensamientos irracionales acerca de la comida
Cada vez que tu crítico o crítica interna levante la voz, pregúntate por qué te sientes culpable por las elecciones de tus alimentos y replantea esos pensamientos inútiles. Por ejemplo:
“Las patatas fritas son malas porque son demasiado altas en grasa” lo replanteas y puede escucharse así “comer grasa no engorda. Todos los alimentos se pueden caber en una dieta equilibrada.”
Empieza a hacer este ejercicio con tus propios pensamientos.
2. Deja de lado las reglas alrededor de la comida
Eliminar las reglas alimentarias significa que no habrá reglas que romper, así que no hay nada por lo que sentirse culpable. Esfuérzate por incluir todos los alimentos en tu dieta y hacer que todos los alimentos sean neutros.
3. Deshazte de las etiquetas de los alimentos
En su lugar, intenta centrarte en el valor nutricional (y emocional!) de los alimentos y en los beneficios que pueden tener, por ejemplo, dando a tu cerebro energía para concentrarse en el trabajo, hacer tus actividades favoritas o tener un momento reconfortante después de un día largo de trabajo.
4. Haz lo contrario
La culpa por comer nos lleva a evitar los alimentos y a sentirnos aún peor. Volver a involucrarse con comportamientos que no nos ayudan o evitar la comida envía el mensaje a nuestro cerebro de que la comida es «mala». Al realizar la acción opuesta, o sea comer los alimentos que estamos tratando de evitar y volver a aprender que está bien comer todos los alimentos, le enseñaremos al cerebro que no tenemos que sentirnos culpables al comer ciertos alimentos. Al practicar esto, poco a poco se irá regulando tu cerebro y podrás liberarte de esa incomodidad con ciertos alimentos.
Si te causa temor hacerlo, te sugiero que lo hagas en compañía de un profesional de la nutrición para que te brinde el acompañamiento adecuado. En Nutrición Compasiva estamos para ayudarte, agenda AQUI una consulta gratuita de orientación.
5. Honra los antojos y el hambre emocional
Date permiso para disfrutar de los alimentos que realmente quieres y que te hacen sentir bien. Esto liberará espacio en el cerebro y reducirá los pensamientos excesivos sobre comida.
6. Sé amable contigo mism@
Desaprender todas las reglas que tenemos alrededor de la comida es extremadamente difícil. Quiero que sepas que tomará tiempo y paciencia, pero es absolutamente posible. Recuerda que no es proceso lineal, y añadir una pizca de autocompasión lo hace un poco más fácil.
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En conclusión, aprender a soltar la culpa al comer es un paso fundamental hacia una relación más libre y sana con nuestra alimentación. Comprender que la comida no tiene un valor moral y que podemos disfrutar de todos los alimentos sin restricciones nos permite vivir con menos ansiedad y más paz. Trabajar en esta liberación es un proceso que requiere paciencia y compasión, pero vale la pena para nutrirnos no solo físicamente, sino también emocionalmente.
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